Librújula: los primeros pasos de una revista

(En la fotografía, Antonio Iturbe y Milo Krmpotic)

En memoria de Margarita Rivière

Antonio Iturbe y Milo J. Krmpotic han estado al frente de Qué leer hasta hace apenas tres meses. Qué leer ha sido la revista de libros más vendida y leída en España durante años y tal vez lo siga siendo en la actualidad, pese al difícil momento que atraviesa, como todas las publicaciones culturales de este país. En mi triple faceta de lector, escritor y editor, siempre me he sentido próximo a ella. En octubre de 2001, cuando yo dirigía DVD Ediciones, tuve la oportunidad de publicar Mis años de cine (1976-1979), de Jorge de Cominges, el primer director de la revista.

Antonio Iturbe y Milo J. Krmpotic, lejos de arrojar la toalla -y a veces pienso que hay motivos de sobra para hacerlo-, acaban de embarcarse en un nuevo proyecto de periodismo de libros, como director y jefe de redacción y comunidad respectivamente. Y, como cualquier criatura tiene que ser nombrada, le han puesto a su proyecto este significativo y sonoro nombre: Librújula.

 

Sergio Gaspar: ¿A quién se le ocurrió la aventura? ¿Qué pretendéis comunicar a los lectores con este neologismo?

Antonio Iturbe: ¿A quién se le ocurrió? Pues la idea de Librújula surgió charlando Milo Krmpotic y yo de que teníamos que hacer algo de aquí adelante. Creo que más que un “¡Eureka!” es lo que considero la evolución lógica del periodismo cultural: utilizar las herramientas de internet que permiten una inmediatez y una comunicación más estrecha y bidireccional con tu lector sin renunciar a los géneros clásicos del periodismo. Lo mejor de ayer con lo mejor de hoy. Queremos que la revista sea una brújula orientadora en medio de la avalancha de publicaciones en un país donde se editan más de setenta mil títulos al año, en todos los formatos. Pero sobre todo una brújula que anime a seguir adelante, a seguir leyendo, a seguir escuchando historias, a seguir ensanchando la vida, a seguir soñando.

SG: Hay un elemento en la propuesta de Librújula que me interesa muchísimo. Vosotros sois vocacionales –eso está claro-, pero también profesionales. Quiero decir que aspiráis a construir un proyecto que genere ingresos económicos, algo que aplaudo porque me parece deseable y necesario. Es fundamental que la producción de contenidos, tanto en soporte digital como en papel, genere dinero y permita profesionalizarse a los creadores de esos contenidos. Aunque sea modestamente… Si no lo he entendido mal, vuestras fuentes de ingresos han de llegar de la publicidad –editoriales, librerías, empresas del mundo digital, instituciones públicas, quizá patrocinadores-, de los socios suscriptores a la revista bimensual en papel cuyo número cero anunciáis para el próximo mayo y de la venta de esa revista en el clásico formato del papel. ¿Crees que podréis vencer ideas y hábitos tan poderosos en España como la reticencia de algunos anunciantes a invertir claramente en publicidad en medios digitales? ¿O la convicción muy extendida en bastantes usuarios de Internet –los españoles, por lo que afirman algunos estudios, tenemos bien arraigada esta idea- de que no hay que pagar por contenidos culturales en ningún formato, ni clásico ni digital, que aquel que paga es tonto o lo parece? Sé que es pronto para saberlo, ¿pero podrías darme pistas de cómo están reaccionado los anunciantes potenciales? ¿Tenéis ya suficientes socios suscriptores para que os salgan las cuentas con ese número cero en papel previsto para mayo?

AI: Todavía no podemos saber cómo va a ir esto desde el punto de vista de los ingresos. Justo hoy hace un mes que arrancamos. La publicidad llegará en la medida en que logremos mantener una difusión potente. Mi deseo sería que quien mantuviera el portal fuera la comunidad que lo disfruta. Depender del ingreso por publicidad debilita al periodista. Sin embargo, como tú apuntas, algo se ha hecho muy mal porque la sociedad percibe la cultura como algo que ha de ser gratis. Habría que revisar el concepto gratis hasta en el diccionario de la RAE: gratis es una entelequia, no existe, no hay nada gratis, todo tiene un coste y alguien lo acaba pagando o ese algo desaparece. Lo que pasa es que en internet hay una tramoya opaca que crea la ficción de la gratuidad en google, twitter, facebook… pero eso también lo pagamos, no en dinero pero sí en la renuncia a la intimidad y quedar desnudos ante esas poderosas maquinarias que pueden usarse para lo bueno y, espero, que sólo para lo regular. En fin, que ojalá tengamos muchas suscripciones. Para los pocos días que llevamos con la suscripción funcionando (desde hace 10 días), estamos contentos: llevamos ya más de 30 suscriptores de pago, a una media de 3 y pico diarios. Si seguimos así, al acabar el año pasamos de 1.000. No estaría mal. Por soñar que no quede. Ya veremos.

SG: Lo que cuentas es alentador. Enhorabuena, Toni… Librújula concede mucho protagonismo a la idea de comunidad de lectores. Milo Krmpotic ya no es sólo “Jefe de redacción”, sino “Jefe de redacción… y comunidad”. Pese a que la necesidad de algunos lectores de comunicarse con los medios que leen viene de lejos –recordemos las clásicas cartas al director-, asistimos desde hace años al crecimiento acelerado de un lector que quiere interactuar con los textos, que quiere compartir sus experiencias con los autores y con los otros lectores. Los ejemplos proliferan: clubes de lectura en bibliotecas y librerías, encuentros con autores, comentarios a las noticias de los periódicos digitales. Se trata de un lector, que además de ser un solitario, porque nadie puede escaparse de la soledad del acto de leer, aspira a ser también un lector comunitario, incluso solidario con un proyecto del que se siente próximo. Seguramente, si el periodismo y las editoriales no se adaptan a esta clase de lectores, se quedarán en la cuneta. ¿Cómo se ha planteado Librújula dar respuesta a los deseos de este lector? ¿Con qué secciones de la revista principalmente?

AI: Hemos abierto secciones de participación directa para que el lector sea o se sienta parte activa: hay un Foro donde poder proponer y opinar libremente de cualquier asunto cultural. Hemos realizado nuestro primer club de lectura con Rosa Montero para hacer lecturas compartidas y que el autor responda a las cuestiones que le planteen los lectores. También hemos abierto una ventana de preguntas sobre cualquier asunto libresco, que hemos bautizado “Pregúntale a la mano”. Asimismo planteamos constantemente concursos con preguntas para fomentar la participación, donde damos un libro como premio.

SG: Librújula, como otras publicaciones digitales, apuesta por los blogueros. Aparecen bien visibles en la página de inicio. ¿Qué pueden aportar los bloges a Librújula? ¿Atraen a una parte de vuestros lectores? ¿Incrementan las visitas a la revista?

AI: Los blogs son las nuevas columnas de opinión. Alguien experto en un tema hace sugerencias, opina o prescribe. Creo que es un formato opinativo que complementa perfectamente los formatos informativos de reseña, entrevista o noticia. Si incrementan las visitas a la revista… pues esperamos que sí. Todo lo que suma añade. Tampoco hemos querido una cantidad enorme de blogs, sino que sean escogidos. Creo que hay ahí una buena escudería.

SG: Muchas gracias, Toni, por la colaboración y la paciencia. Larga vida a Librújula.

Un comentario

  1. Mario escribió:

    Bien lo de pasar del lector solitario a lector comunitario. O solidaridad o se hunde el barco.

    07/04/2015
    Responder

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