papeles mínimos publica 50 escritores

(La portada, duplicada, del libro 50 escritores)

En la colección “graphica” de la editorial madrileña papeles mínimos acaba de aparecer 50 escritores, un libro atractivo por su propósito, sus contenidos, su esmerado diseño.

Converso con Imanol Bértolo, fundador y director de papeles mínimos.

Sergio Gaspar: ¿Cuál es el origen de este libro que se aparta de lo habitual y cómo se lo describirías a los lectores?

Imanol Bértolo: Es una celebración de esos autores que forman parte de alguna manera de nuestra educación literaria y sentimental. Una celebración a tres niveles: los propios autores elegidos de los que tan solo se dan los datos de su lugar de nacimiento y muerte [siglos XIX y XX], los textos de escritores contemporáneos que escriben sobre ellos a la luz —a veces anecdótica, a veces central— de su lugar del nacimiento y las viñetas que de aquellos hace César Fernández Arias. El mecanismo es sencillo: en una página texto sobre un escritor y en otra la viñeta, así hasta completar los cincuenta.

cubierta 50 escritores 1

SG: El mecanismo es sencillo y el resultado seductor… Madrid es rica en pequeñas editoriales literarias y artísticas, igual que Barcelona y otras ciudades europeas. Algunas de estas editoriales son ya veteranas, como Bartleby. Otras –pienso en Vaso Roto o Impedimenta- más recientes. ¿Qué aporta papeles mínimos en este poblado panorama de microeditoriales?

IB: Las que nombras se puede decir que están asentadas. De alguna de ellas yo mismo me considero un fiel, tienen su músculo, distribución generalizada y un catálogo amplio.Y en algún caso han contribuido con su apuesta a oxigenar el ambiente, como lo hizo DVD Ediciones en su momento. Nuestro lugar, por diversas razones, es muchísimo más modesto. Nuestro interés es publicar libros que nos gusten, un poco fuera de la maquinaria, un poco francotiradores, eso de vivir en los intersticios de Peter Handke. No sé si esto contesta a tu pregunta. La posible aportación siempre se valora a posteriori.

Buzzati

SG: Continuemos con el tema de las pequeñas editoriales, un tema del que se habla y está de actualidad en España desde hace años. Beatriz de Moura, en 2005, estableció un símil entre las numerosas pequeñas editoriales que surgían en nuestro país y los miles de tortuguitas que salían de los huevos que las tortugas depositaban en las playas. Decía: “Esto es como las tortugas que dejan los huevos enterrados en la arena y se van. Después salen miles de tortuguitas, a la mayoría se las comen los pájaros o los peces, pero muchas sobreviven.” Creo que sus palabras se malinterpretaron por algunos, porque se percibieron como el desprecio de una editora consagrada hacia las pequeñas editoriales de reciente creación. En realidad, Beatriz de Moura señalaba dos hechos relevantes: primero, la relativa facilidad para crear una pequeña editorial; segundo, la dificultad de estas editorales para mantenerse y, sobre todo, para crecer e influir así decisivamente en un mercado editorial dominado por grupos editoriales cada vez más grandes y poderosos, con una fuerte influencia en los mecanismos de comercialización y promoción del libro. Además –hay que leer completas las palabras de los otros y no descontextualizarlas-, Beatriz de Moura añadía a continuación: “Pero soy optimista: las pequeñas editoriales son el futuro de la edición literaria…” Imanol, ¿qué características indispensables, además de la suerte, debe tener una editorial-tortuguita para que no la devoren los pájaros ni los peces y, de ser posible, crecer en presencia en los medios y los puntos de venta?

IB: Casi me hablas de un paso de baile imposible… Pero intentaré responderte. Ante una posición hegemónica y dominante siempre surge una respuesta y en el caso del libro esa respuesta son las editoriales pequeñas frente a las grandes, que acaparan toda la visibilidad. Se supone que las editoriales pequeñas tienen a su favor, aparte del voluntarismo, un catálogo personal, alejado de la gran mercadotecnia. En cualquier caso las grandes editoriales, por la propia dinámica económica, fagocitan cualquier movimento que interpreten como novedoso. Ahí está esa proliferación de pequeños sellos adscritos a grandes grupos editoriales. Por otro lado vemos que a su vez las pequeñas editoriales se van agrupando buscando mayor presencia y se intuye que terminarán reproduciendo las dinámicas que combatieron quizás corregidas por el cambio generacional y las modas del momento.

Lo que no veo es un replanteamiento de la cadena del libro (sin entrar en el libro electrónico, que tiene sus propias variantes). Lo sugerente es cambiar el paso, el modelo, hacerlo más racional. Cuanto más se edita más presencia y cuanto menos ésta disminuye y esta espiral que puede llegar al absurdo sí que se podría replantear. Una espiral en la que toda la cadena del libro (autores, imprentas, editoriales, distribuidoras, librerías, crítica…) está involucrada y no llega a resolver. Se llenan las librerías con libros de temporada de vida efímera y esta es una responsabilidad de los editores, en su mano está editar libros que uno pueda leer sin sonrojarse.

En nuestro caso, de momento, por nuestra propia infraestructura no podríamos editar más de seis libros al año pero ni a eso llegamos porque los originales que nos llegan no dan para más. No podemos embarcarnos en textos que no apreciamos, no todo cabe.

Factor esencial para tener presencia es la distribución, algo que en nuestro caso también replanteamos. Contamos con 60 o 70 librerías a las que informamos de nuestras novedades y ellas con algunos fieles son nuestro escaparate (junto con nuestra web www.papelesminimos.com). De ahí que para nosotros la figura del librero que filtra, selecciona y recomienda sea clave. No tenemos nada en contra de las distribuidoras, creemos que son necesarias, pero de momento es el camino que ha elegido papeles mínimos en ese replanteamiento de las estrategias del libro. En cuanto a la presencia en medios se limita al envío de las novedades, los cuales pueden dar fe de vida o no del libro.

En fin, Sergio, hay muchas cosas que se escapan y es un asunto que daría para mucho más. Tampoco estoy muy seguro de que haya respondido a tus cuestiones pero las he rondado, ¿no?

Svevo

SG: Creo que has planteado temas y retos básicos de las pequeñas editoriales, Imanol. Entre ellos, establecer una colaboración fructífera, cómplice, con aquellos libreros -abundantes aún en España, por fortuna- que son especialmente sensibles a los títulos que estas editoriales publican, que creen en ellos, que los recomiendan y les dan un plus de visibilidad. Esta clase de librerías y esta clase de editores llevan años vinculados. Esperemos que ese vínculo se fortalezca todavía más. De ello depende, en parte, el porvenir del libro singular y de riesgo en los próximos años.

 

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